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"El Toa del Aire había esperado mucho tiempo por este momento. Ahora Karzahni pagaría por sus crímenes contra los Matoran."
— Narrador

SdD

Sueños de destrucción es una Serie en línea publicada en BIONICLEstory.com en 2007. Un nuevo capítulo salía cada dos semanas, cuando el sitio era actualizado.

Capítulo 1[]

¡Rescate!
El Ta-Matoran llamado Sarda no tenía duda de que estaba viviendo sus últimos momentos. Él y sus amigos habían sido capturados por Pridak, líder de los Barraki, y encerrados en una cueva marina. Cuando Pridak se empezó a molestar porque se negaban a dar información, agarró a Sarda y lo arrojó fuera de la cueva, justo en el medio de un cardumen de hambrientos tiburones Takea.

Sarda no tiene duda de lo que va a pasar a continuación. Él no sería capaz de detener una horda de tiburones por más de un par de momentos. Esperaba que el final, al menos, fuera rápido.

Algo se lanzó hacia él - pero no fue un tiburón Takea. Se trataba de una figura enmascarada en un trineo mecánico de mar, portando una espada. En un instante, el recién llegado se había puesto en el centro del cardumen, dispersando a los tiburones. Antes de que pudieran reformarse, un torbellino de agua los arrastró y los alejó del lugar.

Atónito, Sarda vio a su salvador acercarse. ¿Había algo familiar en él? Sarda no estaba seguro. Pero ciertamente parecía como si el extraño conociera al Matoran.

"¿Sarda?" dijo. "¿Realmente eres tú?"

"Por supuesto que soy yo", respondió Sarda. "Y ahora mismo, tengo amigos en esa cueva que necesitan se rescatados. Si eres bueno con la espada, podría venirme bien tu ayuda."

El recién llegado miró la boca de la cueva, y luego a la distancia, donde los tiburones ya estaban agrupándose para un ataque. Entonces se volvió hacia Sarda. "Alguien me dijo una vez que el conocimiento es un arma más filosa que una espada. Antes de entrar en una pelea, me vendría bien un poco más de eso”.

Algo en las palabras del extraño desencadenó un recuerdo en Sarda. Miró de cerca a su inesperado acompañante. La apariencia de la figura aún no le era familiar, pero las palabras, la voz...

¿"Toa Lesovikk?", preguntó Sarda, casi con miedo a estar en lo cierto sobre la identidad del recién llegado. "Pero… no puede ser… ¿cómo puedes estar aquí?"

El Toa esbozó una triste sonrisa. "Sí… Soy Lesovikk, aunque nadie me ha llamado Toa en mucho tiempo. En cuanto a cómo llegué aquí… es una larga historia, amigo mío.”

Capítulo 2[]

Cuando Toa Lesovikk comenzó a compartir su historia con Sarda, ninguno era consciente de que estaban siendo vistos con ojos que brillaban con locura…

El ser conocido como Karzahni había viajado mucho para llegar a las profundidades del agua de La Gruta. Sus viajes habían comenzado en su propio amenazante y aislado reino. Allí se había encontrado seis Matoran errantes y trató de encarcelarlos como había hecho a tantos otros a lo largo de los milenios. Pero estos Matoran se le escaparon, aunque no antes de que aprendiera de ellos acerca de seres mucho más poderosos que él - el Gran Espíritu Mata Nui y el malvado Makuta.

Mata Nui dormía, Makuta se presume muerto. Esto significaba que era la oportunidad de que un brillante y despiadado líder tomara el poder. Siguió a los seis Matoran a una isla llamada Voya Nui y los vio transformarse en figuras mucho más poderosas llamadas Toa. Fue testigo de sus batallas con los ladrones llamados los Piraka por la posesión de la poderosa Máscara de la Vida. Cuando los Toa viajaron hacia las profundidades del océano, Karzahni los siguió, manteniéndose lo suficientemente lejos como para no ser visto.

Al llegar a La Gruta, se desorientó al ser mutado por las Aguas Oscuras. Perdió la pista de los Toa y vagó durante algún tiempo antes de toparse con este extraño Toa hablando con un Matoran. No sabía quién era este "Lesovikk" o por qué estaba aquí - ¿Tal vez también estaba en busca de la Máscara de la Vida o algo así?. Pero él había aprendido lo suficiente sobre los Toa en los últimos días para saber que pueden ser poderosos enemigos.

Liberando una de sus cadenas, la hizo arder en llamas a voluntad. Girándola por encima de su cabeza, él la lanzó. La cadena se envolvió alrededor del sorprendido Lesovikk, que gritó en dolor y sobresalto. Karzahni lo levantó de un tirón, aún cuando el Ta-Matoran que se encontraba cerca lo confrontó por su actuar.

"¡Para.. Déjalo ir!" gritó Sarda.

"Tonterías", dijo Karzahni. "Hay una guerra que librar en este lugar, y un universo que ganar. Pero primero… Tengo que afilar mis garras en combate. Cuando acabe con ustedes dos, voy a estar listo al fin… listo para conquistar!"

Capítulo 3[]

Lesovikk luchaba en vano por escapar de las cadena ardientes de Karzahni. Mientras tanto, el rostro sonriente de Karzahni se cernía sobre él.

"No te molestes en luchar", dijo su captor. "Nadie, ni siquiera los legendarios cangrejos Manas, han sido capaces de romper estas ataduras."

"¿No… me… recuerdas, cierto?" dijo Lesovikk. "No, supongo que no - pero hemos cruzado caminos antes. Fue hace muchos, muchos miles de años atrás. Fui a tu reino a buscar la libertad de mis amigos, que habían sido enviados allí por un demente Turaga. Fui expulsado por tus cangrejos Manas, pero fui de nuevo, una y otra vez… sólo para fallar en cada intento. Para cuando logré pasar a tus guardianes, mis amigos habían sido desterrados de tu reino, yo no sabía dónde."

Karzahni reía. "Entonces el fracaso no es nada nuevo para ti, Toa. Puedes sentir la comodidad de que tu derrota de hoy no sorprenderá a nadie. "

"¡Él no es un fracaso!" Sarda gritó. "¡Yo… Yo recuerdo! Recuerdo a Lesovikk defendiendo nuestro hogar de las bestias Rahi y cualquier otra cosa que nos amenazara... Recuerdo cuando él y su equipo se fueron para no volver jamás... al menos no mientras yo todavía estaba allí. Él no es un fracaso - nunca lo fue - ¡él es un héroe!"

Lesovikk miró al Matoran. Ha pasado un muy, muy largo tiempo desde que alguien lo había llamado "héroe." La palabra actuó en él como un rayo de energía. Aprovechando hasta el último fragmento de su poder, Lesovikk flexionó sus músculos y quebró la cadena de Karzahni.

"Imposible", susurró Karzahni. "Tu fuiste derribado… derrotado… aturdido."

"Estoy sorprendido", dijo Lesovikk, poniéndose de pie. "Estoy impactado, y asombrado también, de que pensaras que simples pedazos de metal podrían detener a un Toa."

Ahora había algo en los ojos del veterano guerrero que incluso el poderoso Karzahni dudaba. Agotado, debilitado, Lesovikk todavía estaba en pie, con su arma preparada y listo para entrar en batalla.

"Ahora, tú resto rancio de la cena de un Rahi," dijo el Toa de Aire. "Vamos a intentar esto de nuevo."

Capítulo 4[]

Lesovikk estaba en pie, listo para la batalla. Ante él estaba su antiguo enemigo, Karzahni. Frente a un Toa ansioso por luchar, Karzahni debería haber estado al menos un poco preocupado. En lugar de ello, estaba sonriendo.

"No tenemos ninguna razón para luchar, Lesovikk, ninguna en absoluto," dijo Karzahni. "¿Por qué debería malgastar mi energía contigo, cuando hay presas más fáciles de encontrar?"

El villano de tono esmeralda cambió su mirada hacia Sarda, el Ta-Matoran que nadaba cerca. Usando su poder para hacer que otros vean lo que puede ser y lo que podría haber sido, tocó la mente de Sarda. El Matoran se quedó rígido cuando una visión llenó sus pensamientos, una visión del día en que la ciudad de Mahri Nui se separó de su isla y se hundió bajo las olas.

En la vida real, Sarda sobrevivió al descenso, salvado al encontar una burbuja de aire emitida por las Airealgas en las profundidades. Pero en la visión que Karzahni le dio, él no sobrevivió - ninguno de los Matoran lo hizo - todos ellos se ahogaron antes de llegar a las aguas de la Gruta. Era una visión horrible y los ojos de Sarda se agrandaron por el miedo.

"¡Detente!" gritó Lesovikk. Cuando Karzahni no respondió, lo atacó con un mini-ciclón de su espada, golpeando de lleno al villano. Eso fue suficiente para romper la concentración de Karzahni, pero el daño ya estaba hecho: Sarda se había desmayado en el fondo marino debido a la gran conmoción y temor.

"Tengo mejores cosas que hacer que jugar con seres como ustedes," gruñó Karzahni. "Así que ¿vas a luchar contra mí, o vas a ayudar a tu pequeño amigo?"

Lesovikk quería quitar la sonrisa de la cara de Karzahni. Pero pudo ver que la burbuja de aire de Sarda había desaparecido - ¡El Matoran se estaba ahogando!

"Esto no ha terminado, Karzahni", dijo el Toa. "Dondequiera que vayas, será mejor que estés mirando sobre tu hombro - porque un día yo estaré allí. Y te prometo que seré lo último que verás en tu vida."

Capítulo 5[]

No había tiempo que perder si quería salvar a Sarda. Recogiendo el cuerpo del Matoran que se ahogaba, Toa Lesovikk se apresuró en llevarlo a a una burbuja de aire que flotaba cerca. Lo que siguió fue una de las cosas más extrañas de las que Lesovikk ha sido testigo en decenas de miles de años.

En un primer momento, parecía estar funcionando. Sarda jadeó, se atragantó, pero el aire de vida estaba haciendo su trabajo. Entonces de repente parecía como si se estuviera ahogando de nuevo, esta vez con el aire. Fue entonces que Lesovikk notó los cambios en el cuerpo de Sarda. Al ya no estar protegido por una burbuja de aire personal que lo rodeara, las aguas de la gruta mutaron al Matoran. Se había convertido en un respirador de agua, ¡el aire ahora era veneno para él!

Apresuradamente, Lesovikk lo sacó de la burbuja. Sarda tomó un profundo "respiro" de agua y sus espasmos cesaron. "¿Estás bien?" Preguntó Lesovikk .

Sarda sonrió débilmente. "Tú… tú me prometiste una historia."

Lesovikk asintió y comenzó a hablar. En el menor número de palabras posible, le dijo a Sarda cómo él y su equipo de Toa habían ido en una misión vital muchos años atrás. Lesovikk dudó durante un segundo crucial en la batalla, resultando en que todo su equipo fuera asesinado. Atormentado por la culpa, regresó a casa - sólo para encontrar que todos los Matoran con los que había entablado amistad habían sido enviados al reino de Karzahni.

Incapaz de liberarlos, Lesovikk se volvió un nómada. Recogió nuevo equipo a lo largo del camino, incluida una combinación de un trineo de cielo y mar. E hizo algo de bien, pero nunca el suficiente como para expiar sus errores pasados.

"Entonces quizás esta es tu oportunidad de hacerlo", dijo Sarda. "Karzahni es una amenaza. Si se aliara con los Barraki, Mahri Nui no tendría ninguna posibilidad. ¡Tenemos que detenerlo!"

Lesovikk sacudió la cabeza. "Si a él se le detiene aquí, sólo volverá a su reino y hará más mal a sus Matoran cautivos. No, Sarda, tenemos que hacer algo más que detenerlo... Tenemos que destruirlo".

Capítulo 6[]

Karzahni dio un tirón fuerte a su cadena flameante, quitando la espada de fuego negrodel agarre del robot Maxilos. Con un segundo ataque, destrozó en pedazos a la Toa del Agua que nadaba detrás del robot.

Él se dirigía hacia los asentamientos Matoran cuando vio a Maxilos, la ahora destruida Toa, y un Toa del hielo nadando en la dirección opuesta. Su gran audición captó al robot diciendo algo acerca de un "Bastón de Artakha". Karzahni conocía bien a Artakha… y lo odiaba… y si algo suyo estaba en La Gruta, tenía que ser tomado o destruido.

El Toa de Hielo se colocó en posición como si fuera a atacar. Karzahni lo impactó con una pesadilla de visión de fracaso, tan horrible que hubiera empujado a cualquiera que no fuera un Toa a la locura. Eso dejaba sólo al robot para hacerle frente.

"Habla, máquina", dijo Karzahni. "Yo sé que tienes una voz. Yo soy Karzahni, y me gustaría saber - ¿Qué es esto del Bastón de Artakha, y dónde puedo encontrarlo? ¿O tengo que desmantelarte y arrancar la información de tu mente mecánica?"

El robot dijo algo en respuesta, pero tan bajo que incluso Karzahni no pudo escucharlo. Él nadó más cerca de Maxilos, y luego todavía más cerca. El robot estaba, después de todo, desarmado.

"Interesante", dijo Karzahni. "Incluso si el diseño no me es familiar, tienes el hedor de Artakha sobre ti. Razón suficiente para convertirte en chatarra. ¡Habla, miserable máquina, no puedo escuchar tus palabras!"

El brazo derecho de Maxilos atacó más rápido que cualquier cosa que Karzahni hubiera visto nunca. El robot puso su mano alrededor de la garganta de Karzahni y apretó.

"Dije, así que este es Karzahni," fue la respuesta. "Karzahni, el carcelero de Matoran… Karzahni, el aspirante a avatar del mal… Karzahni, el tonto… y que pronto será un tonto muerto".

"¿Quién eres tú -?" Karzahni exigió.

"Soy Makuta", respondió el robot. "Yo soy poder. Tú has destruido a mi Toa y retrasado mi viaje…"

Makuta, en el robot Maxilos, arrojó a Karzahni hacia el fondo del mar. Atravesó un saliente de roca dura y cayó con fuerza, quedando medio enterrado en el barro. Con la concentración de Karzahni fragmentada, Matoro se liberó a sí mismo de la ilusión que lo había paralizado.

"Y yo odio a llegar tarde," finalizó Makuta.

Karzahni se forzó a ponerse de pie, colocándose su retorcido brazo de vuelta en su lugar. "Sí. He oído hablar de ti, Makuta - un tirano cubierto de lata que quiere ser señor de los Matoran… como si ser adorado por los insectos tuviera algún significado. No sé adónde vas… pero tu viaje está por terminar."

Matoro sintió una gran perturbación en el agua. Se dio vuelta para buscar su fuente y luego respiró con dificultad ante la vista. Eran cangrejos Manas - cientos de ellos - enormes y hambrientos, y todos con un solo pensamiento en sus mentes bestiales:

Matar a los enemigos de Karzahni.

Continúa en el Biocast parte #5

Capítulo 7[]

IMPORTANTE: Por favor, escuchar el Biocast Parte #5 antes de leer este capítulo.

El grito de Makuta murió lentamente hacia el silencio. Matoro se preguntó lo que había ocurrido - ¿tiene Karzahni el poder de quebrar al villano, llevarlo a la locura… incluso matarlo?

Pero un vistazo al robot Maxilos que Makuta poseía dio la respuesta. Sus ojos estaban fijos en Karzahni con una mirada que se hizo aún más aterradora debido a la completa falta de emoción en ella. Después de un largo momento, Makuta habló.

"Tu… cometiste un… error, Karzahni", dijo. "Verás, yo no tengo pesadillas…"

Dándole un golpe invertido con su puño blindado, Makuta dejó tumbado en el suelo a Karzahni. "Yo las causo".

Parándose junto a su enemigo caído, Makuta susurró, "Tus juegos de sombra son impresionantes, tirano - pero nunca olvides quién es el verdadero maestro de las sombras".

Dicho eso, Makuta se sumió telepáticamente en la mente de Karzahni. Se trataba de un complejo pergamino de locos sueños, ambiciones ardientes, recuerdos retorcidos y temores hace tiempo enterrados. Makuta consideró todas las sutiles maneras en las que podría atacar, y las rechazó todas. Karzahni lo había herido. Karzahni debía pagar en su totalidad.

Agarrando la mente de Karzahni con la suya propia, Makuta la deshizo en pedazos. Luego, con una mera muestra de su poder magnético, lanzó violentamente al dictador a través del océano hasta que se perdió de vista.

***

Toa Lesovikk había visto la batalla junto con Sarda e Idris. Habían encontrado a la Ga-Matoran, mutada por las aguas como le había ocurrido a Sarda, y la unieron a su misión. Ahora ambos Matoran se preguntan si su búsqueda sigue siendo necesaria.

"Karzahni no parece que sigua siendo una amenaza", dijo Sarda. "No después de lo que Maxilos le acaba de hacer".

"No estoy seguro de quién sea este Maxilos o cuáles son sus poderes", dijo Lesovikk. "Pero una vez me lancé contra un León de Roca, medio-muerto a causa de las heridas recibidas en batalla, loco de dolor. Pensé que sería fácil ponerle fin y liberar al pobre animal de su miseria". Hizo una pausa, y luego dijo: "Esa lucha duró tres días… y el León de Roca ganó. No subestimes a un enemigo herido "

Lesovikk comenzó a nadar en la dirección a la que Karzahni había ido. "En todo caso, nuestro enemigo puede ser más peligroso ahora que nunca."

Capítulo 8[]

Toa Lesovikk, Idris y Sarda nadaron lentamente a través de la Gruta, atentos a los depredadores. Habían estado siguiendo al herido Karzahni la mayor parte del día, y lo habían visto finalmente refugiarse en una cueva submarina. Lesovikk estaba bastante seguro de que Karzahni no los había visto acercarse, pero él no iba a correr ningún riesgo.

"Esto es lo que vamos a hacer", dijo a los dos Matoran. "Vi algunos equipos Barraki en un escondite de armas. Vamos a tender una trampa y luego atraeremos a Karzahni hacia ella. Y entonces podremos - "

Lesovikk abruptamente dejó de hablar. El mundo que lo rodeaba había cambiado. Ya no estaba bajo el mar, al lado de dos Matoran mutados en la búsqueda de un ser demente. No, él estaba con su antiguo equipo Toa - su equipo Toa muerto hace tiempo - y estaban luchando por sus vidas contra una enorme nube de ácido. Dos docenas de Rahi y un puñado de Matoran ya habían muerto en esa isla, convertidos en cenizas por los zarcillos de la amenaza gaseosa. Que ahora se dirigía hacia los ocho Toa que se atrevieron a oponerse a ella.

En algún punto en el fondo de su mente, Lesovikk sabía que esto ya había ocurrido antes. Había dudado por un breve momento y la nube había destruido a sus compañeros de equipo. Pero aquí estaba él, y aquí estaban ellos, y quizás tenía una segunda oportunidad. Él convocó su poder elemental y envió un ciclón contra la nube, deshaciendo su sustancia y dispersándola por los vientos.

Y así de simple… había terminado. Sus compañeros Toa estaban sonriendo y chocando los puños con él, hablando ya de la próxima aventura que tendrían. Agradecidos Matoran salían fuera de sus casas para dar las gracias a los héroes que los habían salvado a todos. ¡Lo había hecho! ¡Había derrotado a la criatura y su equipo estaba unido y con vida!

“¿Lesovikk?" Dijo Toa Nikila. Ella fue una Toa del Rayo y su más cercana amiga en el equipo. "¿Estás bien? ” Pareces un tanto distante"

¿"Todo bien?" Respondió. “Si… no… Es sólo que… esto no se siente bien de alguna manera. Como si no se supusiera que esto ocurra de esta forma.

“"No seas tonto", ella rió. "Por supuesto que así fue - ganamos, ¿no es así?, gracias a ti. Somos Toa. ¿Acaso no siempre ganamos al final?” Por lo tanto, deja de fruncir el ceño y ven, los Matoran están preparando una celebración para nosotros."

Lesovikk los siguió, pero sus ideas seguían en otro lugar. No podía escapar a la sensación de que no se suponía que estuviera aquí, que había otra cosa que debería estar haciendo ahora mismo. Pero por su vida, no podía recordar lo que era. Y no estaba seguro de querer… porque hay una cosa que si sabía, era que en este momento, se sentía más feliz de lo que se había sentido en un largo, largo tiempo.

Estaba con su equipo, y allí era donde tenía la intención de quedarse. Nada ni nadie lo alejaría de ellos, nunca más.

Sarda e Idris se veían cada vez con más preocupación por Lesovikk. Parecía estar en algún tipo de trance y nada de lo que hicieran era capaz de hacerlo volver en sí. Fue Sarda quien puso sus temores en palabras.

"Lesovikk dijo que Karzahni puede mostrarte eventos alternativos - por lo general horrorosos, con la intención de aterrorizarte. No obstante, Idris… ¿y si él te mostrara un futuro - o un pasado - que tú realmente deseabas? ¿Y qué pasaría si lo quisieras tanto… que te quedaras atrapado en esa visión para siempre?"

Capítulo 9[]

"¡Esto es una locura!" Susurró Idris, mientras nadaba rápido para seguirle el ritmo a Sarda. "¿Puedes calmarte un segundo y escuchar?"

Sarda sacudió la cabeza. "Tú viste lo que pasó allí afuera. Karzahni le hizo… algo a Lesovikk, sé que él lo hizo. Eso nos deja solo a nosotros para luchar contra él, y eso es lo que vamos a hacer."

Los dos aldeanos nadaban cada vez más profundo en la cueva submarina. Acechando en algún lugar del interior se encontraba el demente Karzahni, una figura temida por cada aldeano. ¿Fue valentía lo que llevó a los dos Matoran a atreverse a desafiarlo, o la locura? Incluso Sarda no podía decirlo con seguridad.

"Ahora, recuerda el plan", dijo Sarda. "Fui capaz de encontrar el material mencionado por Lesovikk y preparar una trampa improvisada. Hacemos que nos persiga, él cae en la trampa, y ¡Zas!"

"Sólo espero que el ¡Zas! sea para él", dijo Idris, "no quiero un ¡Zas! para nosotros."

Fuera de la cueva, Toa Lesovikk permanecía atrapado en una visión de lo que pudo haber sido. Su equipo Toa, que en realidad había muerto miles de años antes, vivía de nuevo en la alucinación creada por Karzahni. Allí estaban - Toa del Fuego, Rayo, Sonido, Hierro, Piedra, Gravedad, y el Agua, juntos en el primer equipo Toa.

En su mente, habían pasado miles de años, llenos de muy reñidas batallas y grandes victorias. Más recientemente, habían salvado a un equipo Toa asediado por Frostelus en una isla remota. Un novato Toa, Lhikan, había demostrado tal valentía en la lucha, que Lesovikk estaba considerando la posibilidad de reclutarlo. Mientras miraba todo el campo de batalla, Lesovikk sabía que todo estaba bien en su mundo.

"Eso fue muy divertido", dijo Toa Nikila, sonriendo. "Nunca me canso de golpear algunas cabezas entre si. Oye, algunos de los chicos nos sugieren que patrullemos el coto de caza Zyglak la semana que viene - ¿Qué piensas tú?"

"Claro, Yo -" Lesovikk comenzó a decir, y luego se detuvo. Algo que ella había dicho de repente había desencadenado un destello de memoria. En el, Nikila y los demás estaban muertos, asesinados por la nube de ácido que había derrotado hace mucho tiempo… pero espera, eso no era correcto. No estaban muertos, estaban vivos… ¿no es así? Y no fueron asesinados por una nube de ácido

"Zyglak", el Toa del Aire dice abruptamente. "Ustedes fueron asesinados por Zyglak".

"¿Qué?", Preguntó Nikila. "¿Esos perdedores me mataron? Ni en su mejor día. "

Pero Lesovikk podía verlo todo ahora, tan claro como veía la armadura de Nikila, su tridente, y su Máscara de las Posibilidades. Ellos habían estado en una batalla, hace mucho tiempo, pero no con una nube de ácido, sino con una horda de Zyglak. Los había visto venir, pero no había actuado lo suficientemente rápido, y… y…

Y sus compañeros murieron. Todos ellos murieron.

Miró a Nikila. Fue desvaneciéndose, desintegrándose además, al igual que el truco mental que ella había sido todo el tiempo. Le rogó a Lesovikk que la ayudara, pero él mismo se forzó a cerrar los ojos y darle la espalda. Había perdido su oportunidad de ayudarla a ella, o a cualquiera de los otros, hace mucho tiempo.

Cuando abrió los ojos una vez más, estaba en la Gruta. Sus amigos se habían ido, su futuro se había ido, y todo lo que le quedaba era la venganza.

Capítulo 10[]

Toa Lesovikk estaba a punto de entrar a la cueva de Karzahni cuando vio una mancha roja y azul salir de ella. Resultaron ser Sarda e Idris, con Karzahni enloquecido persiguiéndolos.

Lesovikk echó un vistazo alrededor. La rudimentaria trampa ya estaba en su lugar. Cuando Sarda e Idris salieron de la cueva, él los agarró y tiró fuertemente a un lado. No pudiendo detenerse, Karzahni golpeó la trampa, la cual rápidamente se cerró de golpe a su alrededor.

El Toa del Aire había esperado mucho tiempo para este momento. Ahora Karzahni iba a pagar por sus crímenes contra los Matoran. Pero, mientras Lesovikk miraba lo que quedaba del alguna vez temible gobernante - ahora una enfermiza y patética cáscara, gracias a su anterior batalla - el Toa retrocedió, asqueado. No había nada más que pudiera hacerle a Karzahni que ya se le hubiera hecho… y dejarlo vivo era un castigo peor que matarlo.

"El Toa que me habló de este lugar… Krakua, creo que era su nombre… dijo que si Karzahni era capturado, alguien vendría a llevárselo", murmuró Lesovikk.

"Dondequiera que lo lleven, espero que tengan cadenas fuertes", dijo Sarda. "Pero… ¿y ahora qué? Idris y yo nos hemos vuelto respiradores de agua - ¡ya no podemos vivir en nuestro propio pueblo! ¿Qué será de nosotros? "

Lesovikk se volteó a tiempo para ver a una extraña figura desaparecer con Karzahni. (Este era Botar de la Orden de Mata Nui, todavía un desconocido para Lesovikk.) "Síganme", dijo el Toa. Conduciendo a los dos Matoran a una pequeña cueva en la que estaban dispersos fragmentos de equipo.

"Creo que esto solía ser algún tipo de sistema de respiración", dijo el Toa. "Lo encontré cuando estaba explorando los alrededores. No va a servir para respirar aire, pero podría ser capaz de repararlo para respirar agua. El único problema es que aquí sólo hay suficiente equipo para una sola unidad."

Idris miró a Sarda, y luego, a Lesovikk. "Tú tómalo, Toa. El mundo te necesita. Dos Matoran más o menos no importarán."

"No sé si queda algún lugar para mí en el mundo que he conocido", respondió Lesovikk. "Quizás lo haya en éste. De todos modos, no tengo ninguna prisa por irme."

"Entonces yo tampoco", dijo Sarda. Antes de que Idris pudiera oponerse, la interrumpió. "Tú tómalo, Idris. Regresa a Mahri Nui. Diles... Diles que quería una nueva aventura."

Idris quería discutir, pero la mirada en los ojos de Sarda le dijo que no serviría de nada. Después de muchas horas de trabajo, Lesovikk había creado un rudimentario casco que permitiría a Idris respirar el agua de mar que estaría contenida dentro del dispositivo. Sarda se despidió brevemente, pero Lesovikk podía ver lo difícil que era para ambos.

"¿Dónde vas ahora?" preguntó el Toa.

"Contigo", respondió Sarda. "No sé por todo lo que has pasado, pero creo que tal vez podrías necesitar un amigo."

Lesovikk pensó durante mucho tiempo, y luego asintió lentamente. "Y un recordatorio de lo que alguna vez fui… y quizá podría ser de nuevo".

Juntos, Toa y Matoran nadaron hacia las profundidades del océano, procurando mirar sólo hacia el futuro, nunca hacia atrás.

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